¿Una experiencia inédita?
por Josep Piqué
Los humanos tenemos la propensión de creer que todo lo que nos sucede no tiene precedentes y que nos enfrentamos a situaciones nuevas que nos llevan a pensar desde cero lo que tenemos que hacer.
Estos días oímos muy a menudo que el mundo, después del COVID-19, va a ser muy distinto y que estamos ante un cambio de paradigma político, económico y social. Y que tenemos que reformular nuestra manera de pensar, de actuar socialmente y de ganarnos la vida, porque nada volverá a ser como antes.
Sin duda, habrá cambios y algunos de nuestros hábitos se modificarán. El teletrabajo, la comunicación on-line o la adopción de ciertas precauciones sanitarias en nuestras relaciones sociales, han venido para quedarse e intensificarse. Pero es más difícil de creer que cambiará radicalmente nuestro sistema económico, que las democracias liberales van a desaparecer frente al autoritarismo que prima la seguridad sobre la libertad, o que estamos ante el fin de la globalización.
Sobre todo eso, hablaremos y mucho en el futuro inmediato, pero está mucho más ligado a las nuevas tecnologías digitales y al nuevo escenario geopolítico que a los efectos de la pandemia. Por ello, soy escéptico respecto al alcance real de esas predicciones.