Aforo completo en la Fundació Sa Nostra para escuchar a José Ignacio Latorre, catedrático de Física Teórica en la Universitat de Barcelona, en su conferencia ‘Ética para maquinas’, organizada por el Club Ultima Hora y el Cercle d’Economia de Mallorca.
Latorre inició su conferencia estructurando su intervención en seis partes. La historia de las máquinas; un siglo cuántico e inteligente; inteligencia artificial omnipresente; problemas éticos; supremacía cuántica; y la singularidad en la evolución de la especie humana por el progreso tecnológico y los cambios de vida.
El acto fue presentado por José María Vicens, presidente del Cercle d’Economia de Mallorca, quien se refirió a Latorre como un «sapiens sapiens, sabio entre los sabios, una persona especial y sobresaliente». Una presentación donde introdujo a las de 200 personas presentes en el auditórium la figura de según Vicens, «una de las mentes privilegiadas del siglo XXI. Un visionario único en el mundo».
El catedrático arrancó explicando la evolución que han sufrido las máquinas y los seres humanos, hasta el punto de que estas herramientas tecnológicas «ya nos superan en fuerza física y en capacidad de cálculo y de estimaciones de órdenes de magnitud». Es más, según el catedrático la complicación aparece cuando delegamos en las máquinas «la capacidad de decisión», y es entonces cuando «surgen los conflictos éticos». Esta problemática, continuó explicando Latorre que no se va a solucionar «parando el progreso tecnológico». Ya que este «es imparable y la ambición del ser humano es mayúscula. Si podemos hacer la bomba atómica, la hacemos. Otra cuestión es que decidamos no utilizarla».
El físico señaló también los beneficios que está aportando la inteligencia artificial (IA) a todo nuestro sistema social. «Está generando toda clase de contenidos, emociones y puede prestarnos todo tipo de prestaciones, asesorías y asistencias personales, incluidas educativas, médicas y judiciales. Sólo en asistencia médica puede procesar millones de casos y miles de tratamientos con una casuística detallada y manejando datos dispares. En una asistencia judicial, puede almacenar toda la jurisprudencia completa y manejarla con la mayor rapidez y con ausencia de sesgos».
Latorre explicó que la IA aún «no es perfecta» y a veces en estas asistencias «se han producido errores». Un ejemplo que siempre se utiliza es el del coche autónomo y sobre el cual Latorre explicó lo siguiente. «Ante dos opciones de un atropello inevitable la inteligencia artificial se plantea una serie de dudas y escoge la opción que según ella es más acertada. Preguntas como ¿atropella a un joven o a una persona mayor? ¿Y si la persona mayor tiene una conducta ejemplar y el joven es un peligroso asesino que la inteligencia artificial del coche podría reconocer?. Hemos llegado a un punto en el que nadie imaginó que habría máquinas en las que delegaríamos decisiones. E incluso se puede plantear que sea la inteligencia artificial la que decida lo ético».
Uno de los principales puntos de la conferencia de Latorre fue el tratamiento que la humanidad está realizando con sus datos. «Los problemas que están apareciendo con los datos. Violación de la privacidad, mal uso de los datos personales o tratamiento de éstos con sesgo comercial; es muy alarmante. Pero me preocupa especialmente que los niños sean objetivo de estas malas prácticas».
«Los niños deben ser educados y protegidos. Redes sociales como Instagram o Facebook llegarán a recibir denuncias por su incidencia negativa en los jóvenes» ha asegurado Latorre.
Otra cuestión que planteó el catedrático es la introducción de las máquinas en el mundo laboral y la desaparición de algunos empleos tradicionales. «Estamos ante varios frentes que deben resolverse. El primero es el de la desaparición de empleos. Las maquinas están sustituyendo empleos que los seres humanos no hace falta que desarrollen más. A su vez nacen nuevos puestos de trabajo. Pero estas nuevas generaciones no están preparadas para desempeñar estos trabajos. Su formación es inadecuada, incluso caduca.¿Qué vamos a hacer cuándo nos veamos superados?. Otra cuestión, es el envejecimiento de la población. La sociedad vive más años, cada vez seremos más pensionistas y menos trabajadores. ¿Quién pagará entonces las pensiones?¿Cómo mantendremos el sistema?. Podemos llegar hasta el punto de que esta IA reclame sus propios derechos. ¿Qué haremos entonces?».
La nueva directriz europea para la inteligencia artificial es un proyecto en el que confía Latorre. Con una serie de principios éticos como la supervisión humana, el respeto a la privacidad, la transparencia y la diversidad. «De esta manera podemos proteger a la sociedad, pues se puede producir una explosión de inteligencia de las máquinas y dejar rezagada la inteligencia humana. Es una buena herramienta de contingencia».
Latorre indicó que «nos encontramos en una fase de programación, sin supervisión. Los parlamentos tienen que asumir su responsabilidad, pero creo que en este siglo XXI se impondrá una corrección ética para la inteligencia artificial general, y llegará desde el sector público y supranacional. No será fácil, pero debemos ir en la misma dirección que la Carta de Derechos Humanos, porque esa corrección ética no podemos dejarla en manos de las corporaciones privadas».
El físico finalizó su intervención destacando que todo es programable. «Podemos introducir emociones e intuiciones en una red neuronal. Por ello defiendo una inteligencia artificial amable. Lo más impresionante de los seres humanos es su capacidad ética y debemos transmitirla a la inteligencia artificial».
Aquí podréis ver la conferencia completa