Financiación autonómica de Baleares

Una historia de presión ciudadana

“Están en juego la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales… las inversiones»

José María Vicens,
Presidente del Cercle d’Economia de Mallorca

Prólogo

La historia de los sistemas de financiación –en nuestro Estado conviven dos modelos con lógicas muy diferentes, el régimen foral y el régimen común– es una historia inacabada y postergada de controversias y sucesivas reformas, en parte debido a la complejidad de compatibilizar intereses y visiones muy distintas. A su vez, dentro del régimen común, el archipiélago canario tiene un régimen económico y fiscal especial, por razones históricas y geográficas, que además se ha regulado teniendo en cuenta las disposiciones de la Unión Europea sobre regiones ultraperiféricas. El sistema de las comunidades de régimen común, el que nos afecta en esta tierra insular, ha sido modificado en múltiples ocasiones, la última en 2009, incorporando sucesivamente capas de complejidad –Fondos y Subfondos– con una arquitectura que los propios expertos califican de opaca.

En las Islas Baleares, desde 1983, también ha sido una historia de infrafinanciación persistente y reconocida hasta 2009, una historia de reivindicaciones intensas desde el principio, pero también una historia de cómo la inteligencia colectiva, el rigor, la determinación y la colaboración honesta entre la sociedad civil y los representantes políticos democráticamente elegidos lograron acercarnos, desde la cola del sistema, “a la media”; es decir, a recibir “una financiación más adecuada y justa, teniendo en cuenta, en particular, el hecho insular”, un aspecto previsto por los padres de nuestra Constitución de 1978 y recogido en su artículo 138.1. En definitiva, una historia que ha permitido mejorar la financiación necesaria de nuestros Servicios Públicos Fundamentales: Sanidad, Educación y Servicios Sociales, entre otros, que los economistas estiman en 400 millones de euros anuales y hacerlo en Formentera, Ibiza, Menorca y Mallorca. A todo esto se deben sumar las Inversiones Estatutarias y el desarrollo efectivo del tan anhelado Régimen Especial previsto en el Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares, en reconocimiento del carácter específico y diferencial de nuestra condición de archipiélago.

A ningún lector se le escapa que, como reconoce nuestra Carta Magna y el Parlamento Europeo, la insularidad es una desventaja estructural permanente, que las islas enfrentan desafíos comunes, lo que hace crucial adoptar soluciones flexibles que tengan en cuenta estas especificidades. El PIB y el nivel de desarrollo de las islas europeas están por debajo de la media de la Unión –y de los países a los que pertenecen– y, además, en el caso de los archipiélagos como el nuestro, la doble e incluso triple insularidad multiplica estas dificultades (por ejemplo, la necesidad de un hospital en cada isla, incluida Formentera).

En esta historia útil, el Cercle d’Economia de Mallorca –que ha cumplido 30 años fiel a su propósito–, desde su independencia y pluralidad, ha desempeñado y sigue desempeñando un papel fundamental y crítico, un papel clave, como podrás comprobar en el documento que tienes en tus manos, gracias a la experiencia y el buen hacer de Joan Riera, un profesional referente del periodismo en las Islas que, de forma desinteresada, describe la crónica de esta empresa colaborativa y realiza entrevistas a los principales protagonistas. Nuestro reconocimiento y agradecimiento a todos ellos. El Cercle d’Economia de Mallorca se siente muy honrado por la acogida y la franqueza con que todas las personas entrevistadas (que han ocupado o ocupan cargos de altísima responsabilidad) han aportado su valoración y sus opiniones claras.

Ojalá que estas páginas sirvan como otra aportación del Cercle -y que se puede releer-, porque esta tierra amada vaya tomando conciencia de lo que nos jugamos y nos permita alinear esfuerzos para recuperar y mantener el camino de nuestro progreso y bienestar.