Izaskun Chinchilla, arquitecta madrileña pionera en proyectos arriesgados, explicó ayer en la conferencia ofrecida por el Cercle su visión sobre la arquitectura y urbanismo actuales.
¿Quién toma las decisiones de colocar los elementos urbanísticos en cada zona y por qué se escogen unos y se desechan otros sin contar con el usuario final, el ciudadano, y sin evaluar posteriormente el proyecto?»
En su obra «La Ciudad de los Cuidados» reclamó el compromiso público de toda la ciudadanía como germen de un futuro en el que el diseño de las ciudades debe seguir un orden de prioridades que permita una mejor convivencia.
Para llevar a cabo esta idea Chinchilla se ha basado en su experiencia profesional (tanto con instituciones públicas como privadas) en la investigación como forma de “empaquetar el conocimiento para que resulte útil a otras personas” y la docencia. Izaskun Chinchilla asegura que con “pequeñas inversiones” se puede recuperar la esencia de la ciudad mediterránea: continua, diversa y adecuada a su propio clima y así “garantizar su resiliencia a largo plazo”.
La arquitecta se cuestiona también quién toma las decisiones de colocar los elementos urbanísticos en cada zona y por qué se escogen unos y se desechan otros sin contar con el usuario final, el ciudadano, y sin evaluar posteriormente el proyecto.
Chinchilla ha revelado que los estudios académicos de arquitectura se centran en conocimientos técnicos y no tienen en cuenta disciplinas sociales como la psicología o la pedagogía cuando son las personas las que viven y realizan el desarrollo urbano. Por ello, aboga por incentivar la experiencia de gestión de la sociedad civil y la aplicación de la economía circular al urbanismo para convertir a la ciudadanía en artífices de la planificación.